By:Kage no Sekai † Productions
Los ricos disfrutan contemplando esa masacre desde sus lujosas y calientes casas, mientras que los pobres no pueden hacer más que rezar día a día por seguir vivos.
Muy pocos son los que están exentos de esas bandas. Afortunados que lograron escapar y vagan por el mundo sin cobijo alguno. Persiguen sus ideales de no morir a ganas de un poderoso. Y aun así su temor es grande.
Hermano… Tengo hambre y frío… ¿Hoy tampoco comeremos? –Gimió una pequeña Togetic mientras temblaba por las bajas temperaturas.
Era pleno invierno, y las condiciones no eran buenas. El viento era gélido y los árboles con bayas eran casi inexistentes en un paso rocoso entre la montaña, y el poco alimento que había iba parar a una joven Leafeon moribunda.
No tenían la certeza de a dónde les llevaba ese camino, solo sabían que deberían llegar pronto a una llanura si querían vivir.
Oye. ¿Por qué no nos enfrentamos a ellos? Hay muchos grupos apartados, entre todos seremos fuertes y podremos ganar.
¡¿Acaso estás loco?! ¡Quitando lo imposible de juntarnos todos nosotros somos menos, tenemos menos fuerza! ¡Moriremos al instante! –Chilló sin poder contener su estremecimiento.
Las palabras del Abomasnow dejaron al grupo mudo, sumidos en la tristeza, comprendiendo que deberían ser fugitivos por siempre.
Tras una dura e interminable pausa decidieron echar a andar de nuevo, y pocos metros más adelante divisaron un grupo de Pokémon a los cuales sus caras emanaban rabia. Se apresuraron a esconderse.
Panda de idiotas… ¡Se os han vuelto a escapar! –Replicaba en tono gruñón el que parecía ser su jefe.
Lo… ¡Lo siento señor! ¡No volverá a suceder!
Oh… más os vale, si no os cortaré la cabeza, malnacidos.
El jefe lanzó una mirada asesina a su compañero.
¿Qué pasa…? -Dijo la débil Leafeon tras despertar.
Apresuradamente el Gliscor trató de taparle la boca con la cola, pero desgraciadamente ya habían sido escuchados.
¿Quién anda ahí? –Pregunta mirando a todos lados hasta que se percata de sus espías. –Oh… sois Hang Kage… ¿Cierto? Ya veo… nos estabais expiando…
¡Para nada señor, nosotros somos de un grupo evadido!
¿Evadidos? Señor, ¡Están malditos! ¡Debemos matarlos!
Tras estas palabras comienza una lucha ensangrentada por parte de los dos bandos. Los Shian Bakemono son menos, pero sobrepasan las fuerzas de los más fuertes del grupo.
La Leafeon por su débil estado fue la primera en caer.
Kori… -Susurró mirando tristemente a su amiga difunta.
¡No os dobleguéis, somos más, podemos hacerlo!
Cada golpe de la banda era devastador. Dos de sus miembros eran temible mente despiadados. Cada vez que rezumaba sangre ellos ardían de gozo, nada comparado con el Luxray que los observaba en silencio, sin efectuar ni el más simple movimiento.
¡Mueran, mueran de una vez! –Gritó a la vez que cargaba un potente hiperrayo .
En ese momento, cuando era cuestión de segundos que impactase en sus enemigos, algo inesperado pasó. El Luxray compañero lo bloqueó cruzándose en su camino con un potente rayo que casi lo fulmina.
¡¿Qué haces idiota?!, ¿Acaso olvidaste quién es el enemigo? –Chilló sobresaltado.
Siempre lo he tenido claro. –Afirmó con serenidad. –Sois canallas como vosotros que juráis fidelidad a un superior que solo quiere ver vuestra sangre rezumar. Hubo un silencio sepulcral hasta que alguien se dignó a hablar.
¿Entonces para qué estás en esa banda? –Hizo una breve pausa para secar las lágrimas que corrían lentamente por sus mejillas. –Papá.
Nadie de los presentes daba crédito a lo que estaban escuchando.
Me arrestaron mientras intentaba protegerte, pero veo que estás bien y solo por eso ya mereció la pena.
No cielo, no es tu culpa, mi prioridad era protegerte por encima de todo.
Muy bonito, muy bonito. Después de todo lo que hice por ti y resultaste ser un traidor.
¿Lo que hiciste por mí? Por favor. No me dabas más que mierda.
Te mantenía con vida. ¿Acaso eso no te basta?
¡Jefe, apresurémonos a matarlo!
Tú solo eres un cobarde que tiene miedo a perseguir sus ambiciones. Esos son los primeros en morir. –Expone clavando su mirada en la de Cubone.
No le dio tiempo a terminar la frase, terminó siendo fulminado por un potente rayo por parte de Luxray.
Escorias como estas no tienen el derecho a vivir. –Continúa mirando a Cubone. –En cuanto a ti me ayudarás a exterminar los Shian Bakemono.
Todos le miraron con asombro.
¿Has dicho exterminarlos, es eso posible?
Lo es. Dentro del grupo hay varios conspiradores, somos una secta. Queremos ser libres.
Exacto. No nos gusta derramar sangre, pero no hay otra opción si queremos libertad.
Pero aunque los venzáis todavía quedarán los Hang Kage.
Lo sabemos, pero ellos son más fuertes todavía. Yo pienso que es una buena estrategia comenzar por los que podemos vencer.
Concuerdo contigo, es más, me gustaría colaborar.
Todo el grupo dirigió la mirada hacia Boldore con asombro y admiración a la vez.
Por supuesto. Y pienso que es nuestra única oportunidad para derrocarlos. –Dirigió la mirada a Luxray. -¿Qué te parece? ¿Puedo hacerlo?
Por supuesto, de eso cuantos más mejor.
Pe-pero te pegarán una paliza… -Balbuceó.
Hay centros en los que te enseñan a matar. Es penoso, lo sé, pero ayudan a la auto-defensa.
Y yo. Como dijo Rokku es nuestra oportunidad.
Bien, habéis tomado la decisión correcta. –Mira al Gliscor y la Togetic. -¿Y vosotros?
No se… No me apetece morir en una lucha en las posibilidades de ganar son pocas.
¿Prefieres morir luchando o huyendo como un cobarde?
Si no lo haces por ti hazlo por Kori.
Las palabras de Luxray sonaban frías en el interior de Gliscor, y las de Rokku eran las que faltaban para que su corazón quedase hecho trizas. Él estaba muy enamorado de su compañera Leafeon, y al parecer todo el grupo se había dado cuenta.
Esta bien… iré. –Dijo al fin con profundo pesar.
Vale, partiremos ahora mismo, quizás nos lleve unos días llegar.
Partieron su camino en dirección al suroeste hacia la base del equipo Shian Bakemon. A cada paso que daban las condiciones eran más favorables puesto que la nieve se derretía y el alimento comenzaba a aumentar.
Varias veces se encontraron con integrantes de la misma banda, y por un lado les reconfortaba que no les atacasen, que pensaran que eran unos aliados. Pero por sus cabezas no dejaba de correr el pensamiento de que tarde o temprano tendrían el deseo de echarles la mano al cuello y ver su sangre.
Pasado un mes alcanzaron la base, pues no estaba precisamente cerca.
Ahora antes de entrar deberéis decir que sois nuevos reclutas. Exiliados que habéis asentado la cabeza y queréis uniros. Luego comprobaran que no sois espías pertenecientes al Hang Kage y os harán una pequeña marca en la espalda conforme sois miembros del Shian Bakemono. Os dolerá un poco, pero deberéis aguantar.
Todos asintieron con la cabeza y entraron.
Les hicieron numerosas preguntas hasta que por fin les dieron acceso a la base y les registraron la marca de con formen pertenecían al grupo. Acto seguido les dieron libertad para que el Luxray les mostrase las instalaciones.
Tal y como les había dicho su amigo había innumerables salas que entrenaban el ``arte´´ de la matanza. Cada táctica era mortífera y no les costó dominarlas.
En el piso superior estaba el despacho del jefe, al que no tardarían en atacar.
Durante el tiempo que estuvieron entrenando conocieron muchos Pokémon, y se percataron de que la mitad de la base eran poderosos aliados con ansias de libertad.
Un día llegó la esperada guerra. Ambas partes luchaban con todas sus fuerzas, no se doblegaban ante nada, aunque reclutas eran lo de menos, lo importante era el líder.
¡Vamos, debemos ascender rápido! ¡Si cae el jefe caerán todos! –Dijo mientras subía las escalera ágilmente.
¿Sabes qué tipo de Pokémon es el jefe?
No lo sé, pero pronto lo descubriremos.
Pero para cuando llegaron a la sala del jefe este ya estaba muerto. Su asesino era perteneciente al Hang Kage.
Continuará...?